La Habana, 21 abr (Prensa Latina) Las señales lanzadas por la naturaleza después de la restricción de la actividad humana a causa de la actual pandemia mundial coincidirán mañana con el Día Internacional de la Madre Tierra.
La paralización de industrias, transporte aéreo y tráfico de personas, entre otras muchas consecuencias de la Covid-19, tiene un visible impacto para el medio ambiente.
Así lo confirman numerosos análisis científicos, artículos de prensa e imágenes difundidas por todo el mundo, en particular en las redes sociales.
Cabras montañesas en las desiertas calles de una ciudad de Gales, leones reposando en una carretera en África y mapas que dan cuenta de la abrupta reducción de la contaminación ambiental por el cierre de fábricas y centros industriales corroboran el cambio.
Incluso se habla de fuertes evidencias de que la capa de ozono registra signos de recuperación desde el inicio del aislamiento social impuesto por la pandemia.
Para los ecologistas, se trata de una demostración práctica del creciente daño que el actual modo de producción y vida ocasiona a la naturaleza.
Y fue el combate a esa realidad el motivo por el cual la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó el 22 de abril de 2009 una resolución que declara esa fecha como Día Internacional de la Madre Tierra.
Fue el resultado de intensos esfuerzos realizados por el hoy derrocado presidente de Bolivia, Evo Morales, y varios países latinoamericanos y caribeños.
El texto de la decisión de la ONU subrayó que «para alcanzar un justo equilibrio entre las necesidades económicas, sociales y ambientales de las generaciones presentes y futuras es necesario promover la armonía con la naturaleza y la Tierra».
Tras su adopción por la asamblea, Morales denunció al «capitalismo desarrollista que coloca al hombre como el dueño absoluto del planeta».
Y afirmó que había llegado la hora de «reconocer que la Tierra no nos pertenece, sino que nosotros pertenecemos a ella, que nuestra misión en el mundo es velar por los derechos, no sólo de los seres humanos, sino también de la Madre Tierra y de todos los seres vivos».
Poco después, el máximo órgano de la ONU aprobó otro acuerdo, impulsado también por Bolivia, titulado «Armonía con la Naturaleza«, tema que cada año es objeto de nuevas resoluciones del foro mundial.
Ese texto consideró indispensable la introducción de cambios fundamentales en la formas de producción y consumo y llamó a los países industrializados a tomar la iniciativa en ese sentido.
Para los promotores de esa materia, se trata de un concepto que va más allá del cambio climático, el medio ambiente y el desarrollo sostenible para abarcar «el equilibrio entre los seres humanos y la Madre Tierra».